Ronaldo volvió a ponerse la camiseta de Manchester United y lo hizo a su manera. Convirtió dos goles en el 4-1 de los suyos frente al Newcastle por la Premier League.
por Manuel Sánchez Gómez (*)
A Cristiano Ronaldo le ha llevado doce años volver a vestir la camiseta del Manchester United, pero solo 46 minutos saber lo que es marcar de nuevo en el Teatro de los Sueños.
El hijo pródigo de los ‘Diablos Rojos’, el hombre por el que todo el mundo suspiraba antes de que comenzara el partido en Mánchester está de vuelta. Como si nunca se hubiera ido. Como si el tiempo se hubiera parado cuando en 2009 decidió volar al Real Madrid para constituir una leyenda en la capital española y convertirse en uno de los mejores jugadores de la historia.
Su segundo debut en Old Trafford, tras el producido en 2003, era el espectáculo más notable del día y por eso nadie quería perdérselo en la ciudad. Sir Alex Ferguson, su maestro, Jorge Mendes, agente del luso, Avram Glazer, dueño del equipo, e incluso Ryan Giggs, al que apenas se ve desde que fue acusado de malos tratos, estuvieron presentes en la tribuna del Teatro de los Sueños para no perderse el partido.
Mientras, en el resto del estadio, más de 70.000 personas coreaban el “Cristiano, Cristiano”, mientras su héroe, el que conquistó la Champions League en 2008, la última del club, e instauró un récord de goles en la Premier, se frotaba las manos al salir al campo.
Tuvo una desconexión inicial, y es que la primera bola que tocó sirvió para que terminara en el suelo en un remate fallido, pero, tras eso, Ronaldo se conjuró para divertir a la grada. Bicicletas, disparos, encarar y hambre de gol. Los ingredientes que le hicieron irse de Mánchester como el mejor y sus señas de identidad tanto en Madrid como en Turín.
A Old Trafford había vuelto ya dos veces, en 2013 en una eliminatoria de Champions, y en 2018, ya con el Juventus para la fase de grupos, pero nunca como esta. Ni siquiera su casi fichaje con el Manchester City provocó enfado alguno en la grada.
El tanto, nada espectacular, pero siempre eficiente, al aprovechar un fallo de Woodman, le sirvió de presentación. Pero Cristiano no afloja ahí. Cuando su equipo sufrió el empate, tardó seis minutos en marcar de nuevo. “No he venido a estar de vacaciones”, avisó. Y sus actuaciones ya le avalan. En un equipo que lleva ocho años sin ganar la Premier y trece sin tocar la Champions, la ilusión de Cristiano Ronaldo es contagiosa. Y necesaria.
(*) Agencia EFE.